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viernes, 16 de julio de 2010

¿Podría alguien explicarme por qué me siento tan vacía de un tiempo acá? Es como si de donde un día la lluvia de palabras no dejaba de caer ahora sencillamente ya no hubiera nada. Como si las frases ya no tuvieran sentido, como si las letras huyeran despavoridas cuando se encuentran con otras. Como si todo lo que escribo ahora estuviera muy lejos de llegar a ser lo que antes solía ser... y eso que entonces, ni siquiera valoraba lo que tenía.

A veces pienso que puede que se trate de que mi imaginación no da más de si, pero por mi cabeza fluyen miles de imágenes, frases sin sentido que toman forma a medida que crecen, personajes que se esconden de mí, que no me dejan ver el trasfondo de sus difíciles personalidades. Parece que todo me empuja a tropezar siempre en la misma piedra, a estancarme en palabras que siempre utilizo, a despreciar lo que escribo porque no logro concentrarme al cien por cien.

Y eso me deprime.

Que sí, que puede parecer una tontería, pero para mí no lo es. No lo es porque para uno las cosas son tan importantes como las considere, y escribir se ha transformado con el tiempo en una de las necesidades más indispensables de mi vida. Tanto como respirar, o comer, y ahora me siento como si hubiera estado en huelga de hambre desde hace tanto tiempo, que ya ni siquiera sé masticar. Está allí, lo siento, da vueltas en mi cabeza y me tortura no poder sacarlo. Me cabrea, con perdón de la palabra, sentarme a escribir y hallarme escuchando música para inspirarme, o viendo blogs para tomar ideas de qué escribir... Yo no soy así, jamás fui así. De hecho, si hay algo que solía caracterizarme era que siempre escribía cosas que me salían del alma y ahora es como si de repente me hubiera quedado sin ella. 
Siento un vacío donde antes solía habitar el placer de escribir algo que, aunque mínimamente, me satisfacía. Actualmente, no hay ni una sola hoja escrita. No hay borradores. Ni siquiera puedo entrar a interactuar con otros escritores sin sentirme fuera de lugar, porque ya no escribo. O no sentirme avergonzada por no seguir con todos los proyectos que tengo entre manos, porque me siento asqueada de encontrarme con intentos fallidos de volver a ser lo que solía ser antes.

Y lo peor de todo es que siento que he llegado a un punto de no retorno.

Me atemoriza lo que pueda suceder a partir de aquí. A partir de lo que parece ser el final de una etapa muy importante de mi vida, una faceta de mi personalidad que, particularmente, no quiero que desaparezca. ¿Qué es lo que debo hacer? Siento que en parte, mis problemas personales han sido los grandes culpables de todo lo que me está sucediendo. Aparqué mi vida para dedicarme en cuerpo y alma a ellos, para sufrir sin darme un break y ahora estoy sufriendo las consecuencias de mis decisiones. De mis fatales decisiones.

He pensado en que la soledad podría ayudar. Que el olvido me podría empujar hacia la plenitud, hacia el camino que debo seguir para volver a ser una soñadora empedernida, que no respeta la opinión de los que puedan pensar que dedicarse a contar historias de gente que ni siquiera existe, está mal.

Quiero volver a ser yo a como dé lugar, pero creo que antes de nada, debo encontrar el camino correcto.

¿Es esto un grito de auxilio? Posiblemente.

Necesito quitarme este bloquéo mental ya, porque de otra manera no podré volver a hacer lo que más me gusta. Y eso es escribir.

¿Alguien más ha pasado por una situación similar?

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